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30 de septiembre de 2018

Apacuana: la rebeldía con nombre de mujer

     Apacuana dirigió la oposición contra los españoles Garci González da Silva y Francisco Infante apostados en el Tuy, porque el sentir de su tribu estaba en el deseo de ser libres. Esta guerrera Quiriquire, madre del cacique Guasima, fue consejera de los caciques Chicuramay, Yare y Acuareyapa y fue  una de las figuras emblemáticas de la resistencia indígena en Venezuela, porque por la fuerza de sus consejos y la eficaz persuasión de sus razones se arriesgaban todos sus guerreros en las más audaces y peligrosas aventuras por ver su territorio libre de los conquistadores españoles.
  Para 1577 los españoles Garci González da Silva, y Francisco Infante se habían posesionado de las tierras y el uso esclavo de la mano de obra indígena, la india Apacuana se rebeló contra la invasión española, y fomentó el alzamiento del cacique Chicuramay y del señorío de los Quiriquires, quienes lucharon junto a Apacuana, Guasima, Acuareyapa y Yare contra el dominio español. Los guerreros indígenas empiezan a planear su estrategia de combate con mucha cautela y en lo que llega la mañana atacan a los españoles, y estos se logran defender con sus espadas y perros de presa, Francisco Infante recibe 12 heridas que son vendadas con un trapo por Garci González que también se encuentra herido pero en menor riesgo, Garcí-González logra escapar llevando sobre sus hombros a Infante, y tras un largo recorrido llegan a territorio de Los Teques, quienes los auxiliaron y los curaron. Los Quiriquires persiguieron a los españoles pero al llegar a tierra de Los Teques, debieron retroceder por ser enemigos históricos y estos y estar aliados con los españoles.
    La guerrera aconseja organizarse nuevamente, por ello, Yare busca la alianza de Charagotos, Meregotos y Cumanagotos. Los Alcaldes ordinarios y Regidores encargados de la Provincia de Caracas: Juan de Guevara y Francisco Maldonado, conociendo los pasos que realizaba la líder indígena, deciden su muerte acusándola de hechicera; no obstante González da Silva rechaza enfrentarla y en su sustitución es enviado Sancho García con un fuerte grupo de soldados españoles y guerreros Teques.
    Sancho García utiliza el combate de "tierra arrasada", quemando todos los sementales y lugares productivos, obligando a muchas tribus a replegarse. Sin embargo Apacuana estaba resuelta a enfrentar la arremetida, y para ello cita en asamblea a los máximos caciques de la región Súcuta, que ocupaban los Valles del Tuy, y a los caciques de la región de los Cumanagotos. Sancho García en su avance captura a varios indios, de quienes, a través de la tortura, obtiene información del paradero de Apacuana y el día y lugar de la reunión que tendría con varios caciques de la región. Dirigido por un indio traidor bajo promesa de libertad, llegan los españoles a la quebrada de Talma donde sería el encuentro…
  
Muerte de Apacuana 

     Sancho García aprovechando el factor sorpresa, ataca por todas partes a los bravos Quiriquires, de una manera devastadora, los españoles logran abrirse camino y matan a cuanto indígena se encuentran, quienes  ante la arremetida intentan defenderse. Las repetidas cargas de flechería de los Teques, los obliga a retirarse ante la desventaja en número, sin embargo el Cacique Acuareyapa aliado de Apacuana, procuraba animarlos a que muriesen peleando y enfrentó a un español llamado Antonio de Villegas, trabándose una batalla cuerpo a cuerpo, hasta que otro soldado, llamado Figueredo, al ver que Villegas sucumbía ante su fortaleza, asesina al cacique por la espalda. Sancho García por un golpe de suerte logra capturar viva a la guerrera Apacuana, cabecilla de la rebelión, a quien llevan al poblado, humillándola y acusándola de bruja y traidora, le dan latigazos, para finalmente darle muerte ahorcándola en un enorme árbol, y dejándola luego allí colgada para que todos la vieran y que su cadáver sirviera de escarmiento al resto de la tribu por el horror y el miedo. Este espectáculo y la pérdida de más de 200 indios que tuvo lugar en los encuentros siguientes atemorizaron tanto a los bravos Quiriquires que al fin pidieron la paz, y como los españoles también la querían, les fue otorgada inmediatamente. Así, en 1592, después de 79 años del descubrimiento de Venezuela, por fin los españoles logran alcanzar el control de los Valles del Tuy.

Fuente: "India Apacuana mujer tenaz"

"Apacuana"

9 de septiembre de 2018

La efímera presencia japonesa en Ocumare del Tuy durante la Segunda Guerra y Posguerra Mundial

   En Venezuela la presencia de japoneses inmigrantes no fue masiva, como si lo fue en otros países latinoamericanos, especialmente Brasil, Perú y México. Esto se debió a las leyes nacionales, que restringían la inmigración de ciudadanos japoneses y chinos al territorio nacional. Sin embargo, mientras se llevaban a cabo las conversaciones y acuerdos en materia migratoria entre el Imperio Japonés y la República de Venezuela, algunos japoneses lograron entrar al territorio nacional evadiendo la Ley y se constituyeron en las primeras oleadas migratorias, asiento de la comunidad japonesa en Venezuela, antes de la Segunda Guerra Mundial.
     Con el estallido del conflicto bélico europeo y las medidas de seguridad adoptadas por los distintos gobiernos americanos, sobre todo, Estados Unidos, Brasil y Perú, que perseguían, deportaban y confinaban en campos de concentración a súbditos del Micado y por las medidas de seguridad tomadas por el gobierno del Presidente Isaías Medina Angarita, para prevenir o neutralizar las posibles acciones de algunos ciudadanos de las potencias del Eje, considerados como quinta columna, la comunidad japonesa, que en algunos casos, como la familia de Fukutaro Serizawa y Matsuo Horie llevaban más de diez años de residencia en el país, decidieron trasladarse hacia los Valles del Tuy, específicamente al pequeño pueblo de Ocumare. Surge una interrogante ¿Por qué la comunidad japonesa decidió refugiarse en Ocumare del Tuy y no en otra entidad cercana a Caracas? El traslado de las familias japonesas hacia Ocumare del Tuy fue voluntario.
    Los japoneses presentes en Venezuela, estaban informados de las medidas de expulsión y confinamiento hacia Estados Unidos, tomadas por los gobiernos de Brasil y Perú contra sus connacionales, y por ello, dispusieron no revelarse ante las autoridades venezolanas y mantenerse de bajo perfil.
 
Profesor, escritor y geologo Dimas Villalta
 Al llegar a Ocumare del Tuy, la comunidad japonesa se estableció en un sector en las afueras de la ciudad. De aquella presencia nipona en Ocumare, resulta interesante el relato que hace el ingeniero Dimas Villalta, al señalar que: "…cerca del matadero, al otro lado del camino que conduce hacia La Guamita, en un cerrito muy bonito poblado de bambúes, había una casa grande donde albergaron a varias familias japonesas de los refugiados de post-guerra que llegaban a Ocumare. Otro grupo fue ubicado en la carretera que conduce hacia El Cerrito en el extremo Este del pueblo. Uno de estos niños del Japón, de nombre Pablo Serizawa y de unos siete años de edad, estudió conmigo el primer grado y cobraba un centavo por cada palabra que pronunciase en japonés. Algunos de mis compañeros de clase le pagaban esta tarifa".
   No obstante, las familias inmigrantes no formaban parte de grupos de refugiados de postguerra, tal como lo refiere Villalta. Algunos como Fukutaro Serizawa y Matsuo Horie habían llegado al territorio nacional con la primera oleada Yazawa y con el tiempo levantaron casas comerciales en la ciudad capital.
   Las medidas gubernamentales pusieron en apuros a los japoneses, quienes no pudieron ejercer ninguna actividad comercial, ni poder regresar al Japón. Esta circunstancia, obligó a los nipones a tomar la decisión voluntaria de trasladarse a Ocumare del Tuy. Unas nueve familias con sus veintitrés hijos y otros catorce solteros, en total unos cincuenta japoneses se mudaron a este pueblo y abandonaron sus tiendas y residencias en Caracas.
  Al principio, ellos pensaban adquirir allí una finca con el dinero depositado en sus cuentas. Sin embargo, como no habían podido recibir los permisos por parte de las autoridades, los hombres se vieron obligados a trabajar casi gratuitamente (en recompensa se les daba el almuerzo) en la Colonia Mendoza donde se encontraban entonces muchos inmigrantes provenientes de Cuba o de las Islas Canarias. Con cierta cantidad de dinero que les era permitido retirar mensualmente de sus cuentas, ellos siguieron viviendo en su refugio durante casi un año hasta el fin de la guerra.
   En ese breve lapso de tiempo, las familias japonesas refugiadas voluntariamente en Ocumare del Tuy, dejaron raíces, que se expresaron en el nacimiento de dos ciudadanos ocumareños de origen japonés y cuyas partidas de nacimiento reposan en los archivos del registro civil del otrora Distrito Lander. En dichos documentos se puede leer que Teruco Horie nació en el sector Corocito, el 4 de marzo de 1945 y fue presentada por su padre Matsuo Horie el 11 de mayo del mismo año. Por su parte, Fukutaro Serizawa presentó a su hijo Toshikzu Serizawa el día 11 de febrero de 1946 y nació el 24 de septiembre de 1945, en el hospital Simón Bolívar de esa localidad. Empero, los nacimientos ante citados no impidieron que la presencia japonesa en Ocumare del Tuy fuera efímera, pues no hay pruebas de una estadía prolongada, el establecimiento de negocios o la compra de alguna propiedad. Sus intereses estaban puestos en las inversiones que habían realizado en 1941 en la ciudad de Caracas. Los japoneses permanecieron refugiados en este pueblo hasta mediados del año 46, fecha en que regresaron a la ciudad capital, centro de su interés económico y social, pues en la actualidad no se observa presencia alguna de descendientes japoneses en Ocumare del Tuy.

Durante la II Guerra Mundial Japón se une a las fuerzas de Hitler y Mussolini. En 1941, llegó a La Guaira un buque estadounidense con 150 japoneses deportados siendo recibidos por el presidente Medina Angarita quien, aun con las relaciones rotas con Japón, les otorga la ciudadanía venezolana para evitar su persecución, residenciándose entre Caracas y Valencia.
Tomado de: La efímera presencia japonesa en Ocumare del Tuy durante la Segunda Guerra y Posguerra Mundial, por Antonio José Delgado González, Profesor de Geografía e Historia egresado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Caracas. Maestrante en Historia de América Contemporánea UCV.
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962016000100004