Tomado del "Blog" del Profesor Manuel Monasterios
Corre el año 1749 y en las calientes tierras del Tuy, donde se produce el cacao, los negros en las barracas de la Hacienda Marín, en el silencio de la noche, oyen el látigo que muele las espaldas de José Tomás, un esclavo escapado de la hacienda del Marqués del Toro, en el pueblo de Yare, quien fue capturado en las montañas de las Yaguas y traído hasta el cepo de Marín para castigar su osadía y atrevimiento y al mismo tiempo para sacarle información sobre las cimarroneras y cumbes que se habían formado.
Aquel negro destruido físicamente por más de 100 latigazos está dispuesto a hablar, a informar, para evitar el fuete.
El mayoral un mulato llamado Ño Juan Casildo, era un sádico que gozaba maltratando a los negros, los ojos se le ponían como un tizón y botaba baba por la comisura de los labios cada vez que afincaba su rejo de 7 cueros sobre las espaldas de las negras y los negros. Poco le importaba la vida de aquellos seres de su misma raza. Por eso el refrán: “no hay peor cuña que la del mismo palo”. —¡El mulato Juan Casildo es más malo que mandinga!, decían los esclavos, la verdadera autoridad en las haciendas, su ley venía del amo, pero era él quien sembraba el terror y hacía las veces del señor, que muy pocas veces venía por aquellas haciendas tan lejanas de Caracas.
—José Tomá, maldito, ¿Cuántos negros hay en esa cumbe?
—Ño Juan so muchos no se cuanto... No me pegue más po amol de Dio...
—¿Quién es el que manda?
—Dominí que se a escapao , venio rio arriba.
—El luengo sabe mucha cosa, escribe y lee .
—Ademá dice a lo negro que hay una orden del Rey pa que esclavo sea libre y amo blanco no quie cumplí.
Aquel negro destruido físicamente por más de 100 latigazos está dispuesto a hablar, a informar, para evitar el fuete.
El mayoral un mulato llamado Ño Juan Casildo, era un sádico que gozaba maltratando a los negros, los ojos se le ponían como un tizón y botaba baba por la comisura de los labios cada vez que afincaba su rejo de 7 cueros sobre las espaldas de las negras y los negros. Poco le importaba la vida de aquellos seres de su misma raza. Por eso el refrán: “no hay peor cuña que la del mismo palo”. —¡El mulato Juan Casildo es más malo que mandinga!, decían los esclavos, la verdadera autoridad en las haciendas, su ley venía del amo, pero era él quien sembraba el terror y hacía las veces del señor, que muy pocas veces venía por aquellas haciendas tan lejanas de Caracas.
—José Tomá, maldito, ¿Cuántos negros hay en esa cumbe?
—Ño Juan so muchos no se cuanto... No me pegue más po amol de Dio...
—¿Quién es el que manda?
—Dominí que se a escapao , venio rio arriba.
—El luengo sabe mucha cosa, escribe y lee .
—Ademá dice a lo negro que hay una orden del Rey pa que esclavo sea libre y amo blanco no quie cumplí.
El esclavo torturado se refiere a un negro “luengo” a quien los esclavos de las haciendas del Tuy llaman “Dominí”. Este fue capturado muy niño en las costas angoleñas, por piratas traficantes, era hijo de un rey africano. Un holandés lo recibe en parte de pago y lo toma como su ayudante personal. La inteligencia del niño le permite, aprender, el holandés, francés y también el castellano, lee y escribe en los dos primeros idiomas y el castellano lo habla con cierta soltura, acompañando al holandés visitó muchas veces Europa y aprendió muchas cosas avanzadas para su época. Aprendió el arte del comercio, manejo de armas, marinería y sabía el valor de las monedas. En una de las incursiones del holandés en las costas del bajo Tuy, el barco y la tripulación son apresados por las autoridades coloniales, los holandeses fueron remitidos a Cuba y al joven negro “Dominí” lo compra un agente del Marqués del Toro en remate y es enviado a una de sus haciendas ubicada en la población de San Francisco de Yare en la zona de los Valles del Tuy. Allí el negro es asignado a los trabajos rudos propios de la hacienda, pero por su capacidad e inteligencia desarrolla un plan de escape que le permite huir a los montes, llevándose un grueso número de esclavos y esclavas, incursiona en varias haciendas y con violencia se va llevando a los negros a las montañas, predica la libertad de los esclavos, y les hace entender que el Rey de España, mediante una capitulación, ordenaba la libertad de todos los esclavos, pero los amos no lo permitían y que la única forma de lograr la libertad era asaltando las haciendas y liberando a los negros que estaban acostumbrados a las cadenas.
El negro Manuel Espinoza
En la Sabana de Ocumare, al igual que en otras ciudades del país, se creaban frecuentemente intentos de levantamientos entre los negros con ideas libertarias, pero más que todo como ideas individualistas, sobre todo en los esclavos, motivados por el mal trato que le daban no solo los españoles, sino también algunos hacendados de los llanos y valles de la provincia, criollos mantuanos, cuyo comportamiento hacia los sumisos era perverso y cruel.
Debido a este comportamiento los negros de Barlovento, Guatire, Guarenas y sobre todo los de los valles del Tuy, se levantarían para vengar tanto atropello y escogieron la Sabana de Ocumare, para realizar sus propósitos; el Jefe del levantamiento era el negro Manuel Espinoza, quien provenía de la Nueva Granada, específicamente del Puerto de Cartagena de Indias. Según la Crónica, los negros para su alzamiento habían escogido el 24 de junio de 1749, día de su Santo Patrono, Juan el Bautista, y habían previsto que al lograr su libertad nombrarían jefe del gobierno al negro Eusebio Guzmán, pero quizás por falta de tacto de los levantados fue descubierta la insurrección; el negro Manuel Espinoza fue ajusticiado, otros fueron castigados con prisión y confinamiento. Entre los sublevados atrapados se encontraba Bruno del Rosario Reyes, quien es torturado y sometido a interrogación, confesando lo siguiente:
“Era el día del motín que pensaban los negros esclavos hacer la noche de San Juan de este año, en que ideaban mantenerse en baile por los barrios. Hasta el silencio de la noche, y entrar luego matando hombres y mujeres de esta ciudad y llevar al Palacio del Señor Gobernador al negro Eusebio Guzmán y coronarlo Rey”. Pero para ser claros, los negro solo anhelaban vivir en libertad, como lo hacían en la lejana África, sus antepasados.
Tomado de: https://entrepaginas-yuniomah.blogspot.com/p/curioso-pero-cierto.html
Debido a este comportamiento los negros de Barlovento, Guatire, Guarenas y sobre todo los de los valles del Tuy, se levantarían para vengar tanto atropello y escogieron la Sabana de Ocumare, para realizar sus propósitos; el Jefe del levantamiento era el negro Manuel Espinoza, quien provenía de la Nueva Granada, específicamente del Puerto de Cartagena de Indias. Según la Crónica, los negros para su alzamiento habían escogido el 24 de junio de 1749, día de su Santo Patrono, Juan el Bautista, y habían previsto que al lograr su libertad nombrarían jefe del gobierno al negro Eusebio Guzmán, pero quizás por falta de tacto de los levantados fue descubierta la insurrección; el negro Manuel Espinoza fue ajusticiado, otros fueron castigados con prisión y confinamiento. Entre los sublevados atrapados se encontraba Bruno del Rosario Reyes, quien es torturado y sometido a interrogación, confesando lo siguiente:
“Era el día del motín que pensaban los negros esclavos hacer la noche de San Juan de este año, en que ideaban mantenerse en baile por los barrios. Hasta el silencio de la noche, y entrar luego matando hombres y mujeres de esta ciudad y llevar al Palacio del Señor Gobernador al negro Eusebio Guzmán y coronarlo Rey”. Pero para ser claros, los negro solo anhelaban vivir en libertad, como lo hacían en la lejana África, sus antepasados.
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