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5 de mayo de 2018

Nuestro Río Tuy


A través de la historia el hombre siempre se ha interesado y sustanciado con la ecología en una forma muy hábil, tanto es así que los pueblos primitivos requerían y ponían en práctica una experiencia definida hacia el ámbito de su hábitat, tomando en cuenta los equilibrios de la naturaleza; no obstante, cuando la raza humana conoce el fuego y la utiliza junto a otros elementos, en vez de equilibrar el medio ambiente, lo depreda. Eso sucedió con el río Tuy que lamentablemente no sólo ha sido depredado por la mano del hombre, sino deforestado y contaminado; convirtiéndolo en el albañal más largo del centro de nuestro país, con la pérdida de sus refrescantes aguas, de su frondosa flora, de su fauna silvestre, y de sus bellezas escénicas naturales.

     Este importante río localizado en el centro-norte de nuestro país, tiene su nacimiento al pie del Pico Codazzi en la Cordillera de la Costa, a 1.700 m de altitud, ubicada en la línea divisoria entre el Distrito Capital y el estado Aragua. Desciende hacia el sur pasando por la Colonia Tovar, hasta llegar al surco orográfico que constituye la prolongación de los Valles de Aragua hacia el este. Sigue este curso hasta penetrar en la garganta que lo comunica con los Valles del Tuy, donde recibe diversos afluentes de las subcuencas como: El Guaire; Cuira; Grande; Ocumarito; Lagartijo; Taguaza; Taguacita y la quebrada de Charallave, entre otras. Este sector del río es conocido como la cuenca media del Tuy. En sus valles se localizan las poblaciones de Tácata, Cúa, Ocumare del Tuy, San Francisco de Yare y Santa Teresa del Tuy. A partir de esta última ciudad, entra nuevamente en la garganta de Aragüita, para descender después hacia la gran planicie de Barlovento y verter sus aguas al mar Caribe, específicamente en la población de Machurucuto.

     El río Tuy, recorre aproximadamente 6.115 km2 de las tierras mirandinas; o sea el 76,92% de la superficie del Estado Bolivariano de Miranda. Este río recibe las aguas residuales, la mayoría no tratadas, de los 6.600 km2 de su cuenca, incluyendo las de Caracas.

     El río Tuy, era para los tuyeros y barloventeños, lo que significa el Nilo para los egipcios. El insigne geógrafo, ingeniero militar italiano, general Agustín Codazzi, estimó en 1840, que el curso de este río era de 245 kilómetros, de los cuales 133 los consideró navegables, desde Santa Teresa del Tuy hasta Barlovento. En Barlovento precisamente, existía un puerto fluvial, desde de donde diariamente salían más de 17 canoas repletas de productos para comercializarlos en las poblaciones cercanas. Así era el intercambio mercantil entre el Tuy y la región de Barlovento. Más adelante Codazzi, agrega… “este gran río se transformará en una gran empresa agrícola y comercial para el desarrollo del país…", y así fue, pero lamentablemente, lo transformamos en una gran cloaca.

     Desde sus inicios la mayoría de los habitantes de la Sabana de Ocumare, se dedicaron a la agricultura y a la ganadería, y al correr del tiempo convirtieron a Ocumare en “el granero de Caracas”. Debemos recordar que esta población estaba rodeada por cinco ríos que hacían posible el milagro del agro en la región. Al respecto Don Joseph Luís de Cisneros en el año de 1764 en su célebre libro intitulado “Descripción exacta de la Provincia de Benezuela”, destaca: “…el río Tuy, al girar por la Sabana de Ocumare riega el gran número de árboles de cacao de su terreno, haciendo un medio círculo para volver otra vez al Norte, entrando al Mar en la ensenada de Higuerote, y es el río más rico que tiene esta provincia”. En este mismo orden de ideas, el general Pedro Briceño Méndez, expuso ante la Diputación de la Provincia de Caracas: “…la navegación del río Tuy desde la población de Ocumare del Tuy, hasta las bocas por donde mezcla sus aguas con las del océano, sería una gran empresa que deberían de acometer los venezolanos; quizás podrá contribuir a elevar la Provincia de Caracas al auge y prosperidad material de que es susceptible”. Más tarde la Diputación en el año de 1834 encargó al legislador, Juan Ramón Castillo-veitia, verificar este reconocimiento desde la confluencia del Guaire con el Tuy y la confluencia del río Taguacita con el mismo Tuy, y que su resultado fuera el más satisfactorio. Acatando tal disposición el Diputado Castillo-veitia expuso: “…volando tres peñas resultaría perfectamente navegable la distancia de la boca de Taguacita para abajo…” y propuso que se encargase esta obra a los señores Domingo Machado y Manuel Castillo, con el Jefe Político de Santa Lucía, “…queda sólo, pues, pendiente la distancia desde Ocumare hasta la confluencia del Guaire con el Tuy…”, y concluye diciendo: “…a los hombres estacionarios o rutineros que nos llaman visionarios e ilusos, sólo les contestaremos que en años anteriores fueron conducidas por agua de Cádiz hasta Santa Teresa varias voluminosas y pesadas de trapiche. ¡Qué de ciudades y poblaciones pintorescas se situarían a las márgenes del Tuy, si desde Ocumare hasta La Guaira pudiésemos navegar nuestros productos!, seria dicho espacio La Pensilvania de Venezuela”.

     En la estación de las lluvias, es cuando el Tuy alcanza el máximo de sus aguas, pueden las ligeras naves, como ya remotos tiempos las empleaban los aborígenes, navegar desde Ocumare del Tuy, pasando por San Francisco de Yare, hasta Páparo, cerca de 150 kilómetros, si bien, no sería esta una travesía exenta de peligros y llena de sorpresas para el viajero y su navegación, al ver desfilar desde su estrecha nave, el más variado y hermoso de los espectáculos, en el que se suceden altas y acantiladas serranías, campos de cultivo, extensos valles y el caudaloso río con sus aguas torrentosas y espumantes lanzadas sobre los peñascos del fondo o aplaceradas en los remansos y en las embocaduras de otras tantas corrientes de aguas frías y trasparentes que bajaban de las montañas interiores a una y otra márgenes.

     Mucho se ha hablado y pregonado de la descontaminación del río Tuy, pero las leyes ambientalistas son infringidas por sus propios autores que en conveniencia con inescrupulosos industriales, disimulan de manera criminal las diligencias de conservación del medio ambiente, a cambio de menos inversión y más ganancia. Otro de los factores es el éxodo poblacional que ha traído la construcción de nuevos complejos urbanísticos, así como rancherías a lo largo y ancho del territorio tuyero, debido al gran embudo en que se ha convertido la Gran Caracas con su inmensa población… Y de granero que una vez fuimos de la Capital de la República, ahora soportamos los desagües de esa ciudad, y podemos concluir que de un valle sano y fértil, nos hemos convertido en una zona ácida y altamente contaminante.

Tomado de: Ocumare del Tuy, y su río padre