La batalla de Cúa, febrero, 1868
(Tomado de: http://escribidor30.blogspot.com/ Por el Prof. Manuel Monasterio )
El gobierno del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, mantenía descontentos a muchos, por su ineficiencia, es así, como aprovechando este descontento, el ya anciano, pero muy astuto, General José Tadeo Monagas, promueve su movimiento de Unidad Liberal, identificado con una bandera azul, para procurar reunir a todos los opositores del gobierno que sentían burlados y traicionados los postulados de la Federación.
En febrero de 1868, comenzó una reyerta armada contra el gobierno de Falcón, quien se ve obligado a dejar la presidencia del país para tratar de apaciguar los ánimos caldeados. Así es como se entrega la presidencia de la República al General Liberal Manuel E. Bruzual.
Los Valles del Tuy, fueron invadidos, entrando por San Casimiro, estado Aragua, por revolucionarios afectos a Monagas, comandados por los Generales Prudencio Vásquez y Desiderio Escobar, con la finalidad de ocupar las poblaciones de Cúa y Ocumare del Tuy.
El paso del río Tuy, por el camino de Los Claveles, se vio violentado, al amanecer del 14 de febrero de 1868, por un ejercito de más de 200 hombres, quienes entran al pueblo por la calle de Las Posadas, hoy conocida como El Carmen, llegan a la calle Roscio, hoy calle Zamora, a la casa donde funcionaba la jefatura civil y militar, que también hacía de cárcel. No hubo ninguna oposición y el pueblo es tomado sin mayor contratiempo, logrando los revolucionarios instalarse, esperando la llegada de los refuerzos.
El gobierno respondió a los revolucionarios que habían tomado el pueblo de Cúa, con una expedición al mando de los Generales Juan Francisco Pérez y Genaro Espejo. El 16 de febrero todos los habitantes amanecen resguardados, los jóvenes evitando la recluta forzosa se esconden en los montes. Las fuerzas del gobierno llegan por el camino de El Palmar y Tovar, que conduce a Ocumare. Los revolucionarios los esperaban atrincherados en los sitios altos, cercanos a la quebrada de La Vega, por el paso de Lecumberry. Habían francotiradores en las torres del templo y en los alrededores de la plaza del mercado, hoy plaza Zamora.
El combate se hizo muy intenso, a la hora del medio día, ya no les quedaban municiones a ninguno de los dos bandos, eran centenares los muertos. La batalla se hace entonces cuerpo a cuerpo, a machete y lanza. No hay posibilidades de tregua. El General Prudencio Vásquez, en un gesto de bravura, encabeza un ataque por el frente, tratando de repeler a un grupo de soldados dispuestos a la toma de la plaza y el templo, en esta acción desesperada recibe primero un tiro en la pierna, arrastrándose se protege al pié de un árbol, y se mantiene un buen rato disparando, lo que permite al General Desiderio Escobar organizar la retirada con los pocos hombres que quedaban aún con vida. Finalmente, otro balazo acaba con la vida del General Vásquez. En las calles adyacentes al templo, solo se oía llanto, los heridos son auxiliados y llevados a un improvisado hospital de campaña que se instaló en la jefatura, hoy casa de la familia Fuentes Robles. No había suficiente madera para fabricar tantos ataúdes, los difuntos eran enterrados envueltos en sus propias cobijas, uno de los médicos que le correspondió trabajar muy duro con los heridos fue al Doctor Cristobal Rojas, padre del famoso pintor, quien apenas tenía diez años. El cementerio se extendió hasta las barracas de Chupulun.
La revolución de los azules triunfó, sin embargo, el General Monagas muere antes de tomar la presidencia y se abre definitivamente el camino al poder para el General Antonio Guzmán Blanco.