La travesía del indigente - Maggida Lovera |
«La poesía social de la travesía del indigente, de Maggida Lovera, Médico Integral Comunitario del Hospital General de los Valles del Tuy, es conmovedora por las circunstancias que describe. Cada frase recuerda al ser social perdido en la calle… Maggida traduce el silencio de los rostros que observa en cada sitio, en las aceras, en el hilo de la vida que se desgasta en cada evento, en la preocupación que recorre la ciudad. La travesía del indigente evoca la precariedad de los sueños, de las suplicas y de la necesidad de vivir. Esta travesía es una poesía al desamparo de la conciencia, a la soledad y la esclavitud actual…».
Fue el encuentro de la autora con una indigente que, con su mirada, la inquietó; más que inspirarla, y prácticamente le dictó cada verso del poema que le da título al libro y generó los otros 55.
Aparte de la indigencia material, la autora fija posición con su poesía sobre otro tipo de penurias como "la carencia de gestos, de palabras, de acciones; la indigencia espiritual".
«La propuesta medular de La Travesía del Indigente exhorta a escudriñar la luz que calienta y alumbra al alma, a ver en su flama los contornos de la vida que se dilata en la riqueza de los mundos subjetivos. Mundos que permanecen intactos en los meandros de cada ser que sueña».
Aparte de la indigencia material, la autora fija posición con su poesía sobre otro tipo de penurias como "la carencia de gestos, de palabras, de acciones; la indigencia espiritual".
«La propuesta medular de La Travesía del Indigente exhorta a escudriñar la luz que calienta y alumbra al alma, a ver en su flama los contornos de la vida que se dilata en la riqueza de los mundos subjetivos. Mundos que permanecen intactos en los meandros de cada ser que sueña».
La travesía del indigente
La carencia del pábulo conduce
al vicio callejero;
lavando con un néctar anubarrado al fenotipo.
Dentro del espacio donde la incultura ahuyenta
al sustento,
está el desamparo presente.
En el itinerario, miembros van y regresan
con la ayuda frívola que conlleva
a una muerte trivial.
¡Llega la voluntad! Colgando la mano radiante
hacia el olvido de una mente inhabitada…
El puño samaritano traerá el amparo tangible
redoblando el valor del menesteroso.
al vicio callejero;
lavando con un néctar anubarrado al fenotipo.
Dentro del espacio donde la incultura ahuyenta
al sustento,
está el desamparo presente.
En el itinerario, miembros van y regresan
con la ayuda frívola que conlleva
a una muerte trivial.
¡Llega la voluntad! Colgando la mano radiante
hacia el olvido de una mente inhabitada…
El puño samaritano traerá el amparo tangible
redoblando el valor del menesteroso.
Subestimar
Mandas el valor al inframundo,
minimizas al todo por tu ignorancia.
Desdeñando, mandas la vida al olvido,
a la habilidad del menesteroso, del niño, del senil,
de la madre que cobija,
del labrador.
Quedas atrapado en la mata de la estética,
cosechando infelicidad
cobijado por la ausencia del amor,
por la ausencia de gracia y destreza.
Al subestimar al prójimo te subestimas
a ti mismo;
piensa antes de querer subestimar.
minimizas al todo por tu ignorancia.
Desdeñando, mandas la vida al olvido,
a la habilidad del menesteroso, del niño, del senil,
de la madre que cobija,
del labrador.
Quedas atrapado en la mata de la estética,
cosechando infelicidad
cobijado por la ausencia del amor,
por la ausencia de gracia y destreza.
Al subestimar al prójimo te subestimas
a ti mismo;
piensa antes de querer subestimar.
Soberbia
Recluta de virtudes,
cárcel de almas.
Poderoso vicio que mira con desdén al prójimo
confundiendo irrefutablemente
a la modestia con debilidad.
Soberbia,
predispuesta ¡ahí va! Con su carácter hirsuto,
subestimando con autoritarismo.
Soberbia
sobredosis de orgullo,
todos tenemos virtudes,
ábrete, deja salir a tu alma,
alma que está en inanición por tu ego.
Escucha el sonido afable, soberbia,
abre tus blindados sentidos.
Escucha
no amputes al humanismo;
no subestimes al prójimo.
Basta ya de soberbia.
cárcel de almas.
Poderoso vicio que mira con desdén al prójimo
confundiendo irrefutablemente
a la modestia con debilidad.
Soberbia,
predispuesta ¡ahí va! Con su carácter hirsuto,
subestimando con autoritarismo.
Soberbia
sobredosis de orgullo,
todos tenemos virtudes,
ábrete, deja salir a tu alma,
alma que está en inanición por tu ego.
Escucha el sonido afable, soberbia,
abre tus blindados sentidos.
Escucha
no amputes al humanismo;
no subestimes al prójimo.
Basta ya de soberbia.
Veo
Veo en el “transito facies” que da una perspectiva
del sentimiento
rostros dibujados de arrugas llenas de historias.
En medio del entorno altanero,
entre acciones que revelan síntomas de retraso
observo a personas equivocadas
bajo el balanceo de la cobija corrupta,
personas tratando de alcanzar escalones
inapropiados mientras subestiman y difaman al
Iluminado.
Asimismo,
veo religiones matizadas de hecatombes
confundiendo al desesperado
ya intoxicado por la ambigüedad de los medios
de comunicación.
Por otro lado, veo pasos decisivos cambiando
caminos desaliñados de principios
por optimismo.
Pasos saliendo de la oscuridad movidos
por una fuerza soberana.
Veo como se levantan a través del polvo
jorobas de trabajos forzados
matando la ignorancia que escolta
al desafecto general.
Pasos que se manifiestan.
Caminan y ocupan su destino
pasos que dicen adiós al estigma de calamidad
luchando contra el balanceo de la cobija corrupta;
diciendo adiós a los que tratan de alcanzar
escalones inapropiados.
La vida de una flor
Se despierta con cautela,
desnuda de hostilidad;
abre sus miembros al sol,
dispuesta, valiente,
creando el suspiro de los amantes.
A través de su polinizante indumentaria
entre melodías portentosas
se infunden pétalos de fe,
cultivando versos.
desnuda de hostilidad;
abre sus miembros al sol,
dispuesta, valiente,
creando el suspiro de los amantes.
A través de su polinizante indumentaria
entre melodías portentosas
se infunden pétalos de fe,
cultivando versos.