Cipriano Alberto Moreno |
Cipriano Alberto Moreno, nació en el Municipio La Democracia, el 21 de noviembre de 1935. Su niñez transcurrió en el campo, recibiendo la fragancia de las flores silvestres y oyendo el canto alegre de los ruiseñores y de la cantarina corriente de la quebrada de Mesia. Grado de instrucción tercer año de bachillerato, de profesión poeta y escritor; se ha destacado en la composición del verso tuyero con 10 novelas escritas, entre ellas El Jardín de Rosa Amelia y Un Cristal de Río de Piedra.
«Este pequeño relato hace brillar la palabra con el mustio resplandor de un sol que languidece más allá del ocaso lejano, embriagado con el olor de los opalinos montes que perfuman al caminante, narcotizando también caminos y laderas que circundan mi caserío» (Cipriano Alberto Moreno).
Pasado y presente de Guayamural
Para llegar a la exactitud de la fundación de un caserío, o quienes o quien fue su fundador es muy difícil, tal como el caso de Guayamural, ya que para el año 1574, ya ese camino que salía desde Ocumare y pasaba por ese lugar hacia el llano; estaba trillado por los indios Quiriquires, los indios Queres, y de los Pilones, que pertenecían a los indios Aragua. Después de la dominación total de los Quiriquires por las fuerzas españolas, empezaron las andanzas de estos castellanos hacia los campos en procura de tierras fértiles y productoras. Fue cuando empezaron a fundar haciendas de café en jurisdicción del páramo Los Confines, Belén y San Vicente. Como también se fundaron pequeñas haciendas cerca de lo que es hoy Guayamural. Todos los dueños de esos fundos cafetaleros, transitaban por este camino desde Ocumare a Quiripital, y hasta esos apartados campos. Es de suponer que en ese trayecto longitudinal, la población venediza fue fabricando sus ranchos en los márgenes de la trocha caminera espaciadamente, hasta formar el caserío. Así se fundó El Naranjo, Guayamural y El Picacho. Por tal motivo difícilmente se llega al punto centro de cualquier fundación. Las personas que nombro aquí en este relato, de una u otra forma, son los fundadores de Guayamural al ser descendientes de esa prole ancestral ya desaparecidos que vivieron por estos lares. No hay cosa que apasione más que escribir al campo (yo soy campesino). En el campo me extasío y me siento dueño de mí mismo, es donde yo concentro el ideal con el pensamiento, y pongo en ejecución mis conocimientos poéticos, literarios y filosóficos, la soledad del campo, está ligada a la inspiración de todo escritor y poeta, porque es en el campo donde nacen las bellezas naturales, como las flores, manantiales y cascadas con aguas tan pura como la brisa que viene de sus oteros. Por todo eso le escribo a Guayamural. Los caseríos comprenden conjuntos de casas en un campo. No solo desde ahora existen los caseríos, mucho antes del descubrimiento de Venezuela ya existían los caseríos; con la diferencia que eran un conjunto de chozas, bohíos habitados por indios que se denominaban tribus, y que eran gobernados por un mismo jefe o cacique. Había dos clases de tribus; las errantes y las sedentarias. Las tribus errantes deambulaban de un lugar a otro formando pequeños caseríos y abandonándolos después y vivían de la caza y la pesca. Y las tribus sedentarias eran las que tenían sus viviendas en un solo sitio, y trabajaban la agricultura. Los caseríos que datan de muchos años fueron fundados de la misma forma. Después del descubrimiento de Venezuela cuando empezaron a ser estribación de fundaciones de los pueblos venezolanos y así fueron fundados. Muchas gentes y después de nuestra independencia; en su ir y venir por toda la geografía de nuestro país; por entre planicies y cerros, quebradas y ríos, decidieron asentarse en los campos, siempre a orillas de las vertientes, y así se fundaron los caseríos. En la tranquilidad de los campos, en donde las almas buenas y puras comulgan bajo la sombra agreste de corpulentos árboles, bajo los acordes musicales de las cantarinas corrientes de sus vertientes cristalinas, y con la sagrada bendición de Dios Divino, creador de nuestra madre naturaleza.
Así se fundaron los caseríos. El campesino de manos duras y calludas, bajo el golpe sordo del hacha y el machete, perfecciona la madera, para la fabricación de su rancho, y también la labranza de la tierra albariza para la siembra de la semilla, para el pan de su familia.
Siempre en la medianía de los caminos; bien sea por su buena situación geográfica, o que el punto sea apto para algún trabajo campesino, o porque tenga abundancia de agua, o que la tierra se considere fértil; por cualquiera de estas motivaciones, fueron escogidos ciertos puntos para la fundación del caserío antes mencionado; a la vera del camino, se asentaba un habitante, después llegaba otro, y otro, hasta formar un grupo de casas, y así se fundaba el vecindario. Siguiendo el hilo histórico de Venezuela, y de la fundación de sus pueblos y caseríos, la mayoría de los mismos tienen sus fundadores. En los campos siempre son recordadas aquellas personas que llegaron primero con su familia y se asentaron en ese lugar. También a los pueblos se les reconoce su fundador, y la advocación de su santo patrono. El nombre del pueblo o caserío es puesto por algún punto de referencia existente en la región; o el nombre de alguna tribu que habitaba en ese lugar. Ocumare del Tuy, no tiene fundador fijo, porque fue fundado por sus mismos habitantes, o sea que fue fundado por el mismo pueblo, con la advocación de San Diego de Alcalá como su santo patrono por disposición del obispado de aquella época. Su nombre se deriva de la cantidad de matas de ocumo que nacían silvestre en todo el valle tuyero, y los españoles lo llamaron el valle de los Ocumares del Tuy Abajo, y el nombre Tuy por una avecilla, especie de garza que habitaba en las rivieras del río de nombre Tucuy. Cuando en aquellos tiempos de la colonia, que las vías de comunicación eran caminos y el medio de transporte era el arreo de recuas, o sea el arreo de burras y mulas y el transporte predilecto era el caballo; y mucho tiempo después aparecieron las carretas tiradas por caballos y bueyes el camino que salía desde Caracas hacia los valles orientales, quizás abierto por nuestros aborígenes, y después trillado por los españoles, conocido como el camino de la independencia, por ser la vía más rápida para nuestra tropa republicana perderse llano adentro. Este camino pasaba por Ocumare del Tuy, y remontaba justamente por donde va el gasoducto hasta llegar a Quiripital, baja a la Democracia y remonta hasta el lindero de Miranda y Aragua en las alturas de la cadena montañosa del interior, hasta llegar al llano oriental, desde aquellos tiempos inmemoriales desde que se trillaron las veredas y las trochas camineras, de un lugar a otro han existido los nombres en ciertos espacios de los caminos; por el nombre de alguna hacienda, por algún apellido de mucho renombre, o por algún hecho resonante en algún sitio del camino. Por ejemplo La Vuelta de la Mona, La Subida de la Danta, La vuela Casquillo, La Castillera, etc.
Así se fueron confirmando esa serie de nombres a través del tiempo, que todavía perduran en la nomenclatura de calles y caminos y nombres de caseríos. En el trayecto de ese transitorio camino desde Ocumare a Quiripital se nombraron los siguientes puntos con sus nombres puestos por transeúntes y habitantes de esos lugares. A Casupal, que quedaba casi a la salida de Ocumare; le seguía Súcuta, El Peñon, El Caruto, Cogollal, Las Trincheras, Bachaquero, El Naranjo, Casupito, El Muerto, hoy Guayamural; la hacienda de los Lozada, La vuelta de la Ese, El Picacho, El Cerro de las Piñas, El Clavo y Quiripital. La mayoría de estos nombres desaparecieron por lo intransitable de la vía que fue sustituida por carretera.
El nombre de este caserío El Muerto, fue cambiado por el de Guayamural, porque según los habitantes de este caserío, en otros tiempos ese nombre de El Muerto, daba mal augurio o mal agüero; porque a todo comerciante vecino de ese lugar, que le mandaban un oficio, una factura, o una carta; en el sobre le ponían ciudadano fulano de tal, El Muerto. Este nombre del caserío de El Muerto, se debía a que según; cuando en el tiempo de los arrieros; que obligatoriamente pasaban por ese lugar, porque era el camino real hacia los pueblos llaneros, y algunos arrieros por algún inconveniente, viajaban en la noche hasta llegar a la ranchería o posada para quedarse; al empezar a bajar desde el alto de Casupito hacia El Muerto, veían un hombre todo vestido de blanco, que caminaba delante de los burros, y desaparecía llegando a lo que es hoy Guayamural. En comentarios no justificados se decía que era un tesoro enterrado en ese trayecto, desde la guerra de la independencia, y que por eso le salía esa aparición a los arrieros y transeúntes que pasaban por ese lugar en horas de la noche. También algunos vecinos del lugar aseguraban haber visto en ciertas noches esa figura fantasmal deambulando por ese camino. Se oyeron también rumores que un señor de nombre Rubén Castillo había sacado un entierro de morocotas, en las adyacencias de este caserío. El de Guayamural, no está muy claro su origen, ya que Guaya quiere decir lloro o lamento, y mural quiere decir adorno que se coloca en un muro. De todas formas fue cambiado El Muerto por Guayamural, en formal acuerdo de sus habitantes. La ubicación del caserío de Guayamural, no era en donde está actualmente, este caserío comenzaba desde la vuelta que se llama el candelero, hasta donde está hoy la casa de Gilberta Arguinzones, y las últimas casas estaban hasta donde se remonta la tubería de gas. Las casas de ese vecindario estaban alineadas en ambos lados de la carretera en el sitio donde se reformó Guayamural y donde está actualmente había una casa de tejas a orilla de la carretera, a la entrada del nuevo Guayamural, que era de propiedad de los hermanos Lozada, y hacia delante de la hacienda de los mismos hermanos Lozada, y aproximadamente a 400 metros estaba la casa de esas haciendas propiedad del General Lozada, hermano del General Lozada, quien peleó en la guerra del 92 cuando la revolución legalista estaba comandada por Joaquín Crespo. Todavía en esa abandonada hacienda se encuentra una que otra mata de café como muestra de un lejano recuerdo de una hacienda que una vez fue prospera y productiva para la venta y consumo de ese producto en nuestro país. Según informes tomados de buena fuente con gente amiga, y que todavía guardan en su memoria vestigios de recuerdos bonitos de aquellos inolvidables tiempos, tan bellos y hermosos como la palabra misma y sanos como la brisa que sinfoniza en los cerros. Con esa gente fui documentado para nombrar aquí la prole del nacimiento de un caserío que fundaron y que hoy se llama Guayamural. Esas personas fueron Heraclio Herrera, Miguel Pacheco, Luis Martínez, Rufo Martínez, Simeón Castrillo, Venancio Celis, Lorenzo Moreno, Martín Durán, Venancio Rivero, Juan de Mata, Cleotide Castillo de Pérez, Luis Nare, Rubén Castillo, Juan Pérez, las hermanas Díaz, Pascualita y Damiana y otros tantos que no recuerdo sus nombres. Los comerciantes que tuvieron negocio en Guayamural fueron Rubén Castrillo, quien tenía una gran pulpería surtida con todo, con patio de bolas criollas, juego de boliche, y gallera, también tuvo negocio Enrique Escalante, y por último Federico Castrillo Quintana, este hombre trabajó con ahínco por esa comunidad. Con el correr del tiempo este caserío desapareció de donde estaba, y prácticamente fue mudado al sitio donde está hoy. Guayamural en su nueva ubicación tiene más aspecto de pueblo que de caserío. Hoy cuenta con los servicios públicos requeridos que antes no tenía; tiene una escuela primaria, tiene una capilla donde se le rinde culto a su santo patrono San Rafael Arcángel, un caserío fielmente católico, sus fiestas patronales en honor a San Rafael Arcángel se celebran el día 24 de octubre de cada año con su procesión del santo patrón por la calle principal del pequeño poblado. Después de la santa eucaristía hay celebraciones de primera comunión y bautizos con la bendición del cura párroco que va desde Ocumare del Tuy para darle mejor colorido a las festividades, hay tres tardes de toros coleados y piñatería para la chiquillada en medio de fuegos artificiales en honor a San Rafael Arcángel patrón de Guayamural. San Rafael Arcángel también es patrón de San Rafael de Atamaica en el estado Apure. Según la biblia San Rafael Arcángel fue el que condujo a Tobías al país de los medos para que su propio hijo lo curara de la ceguera en que había quedado. Guayamural en su desarrollo demográfico, con la incrementación de la nueva generación, acoge en su seno aproximadamente 50 familias con una población de 300 habitantes. Su fuente de trabajo es la agricultura y la cría; ahí se desarrolla una agricultura intensiva. Su atractivo se desarrolla en sus bellos paisajes y hondonadas con mil fragancias extrañas que narcotizan aquel ambiente de atmósfera incomparable en lo puro y saludable. En esta tierra productora, también se produce mucha verdura y aves de corral, legumbres y otros derivados de la tierra. Hay una bodega de donde se surte el caserío, propiedad del señor Juan Pérez, este señor compra frutas al mayor y vende en el mercado de Coche en Caracas. Este caserío ha aumentado en población, pero todavía no ha llegado a la altura de tener entidades públicas como registro público y junta comunal. Es mandado o representado por una autoridad civil, que depende de la prefectura de la Democracia. Utópicamente hablando y suponiendo que la situación geográfica de Guayamural estuviera ubicada en una gran planicie, el río Súcuta, le quedará a una distancia de 300 metro; y prácticamente lo está pero por terreno completamente quebrado entre cerros y laderas. Siendo todo plano, ya este vecindario fuera llegado a los márgenes del río Súcuta. En la casa de tejas antes nombrada que estaba a la entrada del actual Guayamural, y que desapareció, vivió por muchos años un señor criador y agricultor de nombre Rufino Reverón y todavía sus descendientes viven por esos lados.
Los otros caseríos ya nombrados y que fueron importantes, pero desaparecieron tales como El Naranjo, fundado por la familia Pacheco y Campello, El Picacho, por Oscar Pérez, Cantalisio Romero y Juan María Morales, también tuvieron una población dispersa por lo estrecho de la vía, pero tenían una población agrícola bastante suficiente para la subsistencia y para el mercado. El viajero que remonta la carretera desde Ocumare del Tuy hasta Guayamural recrea la vista contemplando las sinuosidades de las curvaturas enjigarradas de la carretera en un atardecer cualquiera, cuando la esencia y la dulzura de los cielos empurpuran las nubes lejanas con manchas rojizas; al llegar al sitio de El Naranjo, donde se comparte la loma, en una ensenada de llamativos oteros, desde donde allá en el fondo abismal de la mirada se observan las edificaciones del pueblo de Ocumare, en quietud de la tarde que avanza, arrebolando los cerros con pinceladas tornasoles que apenas se divisan como diminutas lámparas, pequeñas luces, dándole paso a la apacible noche que extiende su negro manto en todo el valle tuyero. Al llegar a Guayamural se divisa la más completa y maravillosa vista panorámica sobre los cerros del páramo Los Vegotes, y toda la intrincada serranía de Los Plátanos. Hacia el lado sur el cerro de Cenicero, guardián eterno de Quiripital, también de El Picacho y Guayamural. La brisa abrumadora que viene de Los Confines, trayendo mil fragancias silvestres y removiendo las crenchas luminosas de las lindas cabelleras de las muchachas guayamuralenses, que son las que dan la más bella gama de mil colores, como las flores del jardín del paraíso. Las noches de Guayamural dan el más reparador reposo con el más tierno beso del atardecer. Allí, en medio de cerros y praderas está Guayamural, majestuoso y elegante, en la quietud soñadora del tiempo, para recibir con su gente hospitalaria y bondadosa y colmar de atención a todos sus visitantes.
Situación geográfica de Guayamural: Guayamural está situado en la parte sur del estado Miranda, en la cercanía de la cadena montañosa del interior, que es también conocida como Fila Maestra. Pertenece a la parroquia La Democracia del municipio Tomás Lander de Ocumare del Tuy, estado Miranda. Está ubicado geográficamente así: Norte: limita con el caserío Los Vegotes. Sur: con lo que fue el pueblo de Quiripital. Este: con la carretera que conduce a Ocumare. Oeste: con el páramo Los Confines. Guayamural se comunica con la ciudad de Ocumare del Tuy y con Quiripital por una inclinada carretera topográficamente bien delineada, pero angosta de arenque pavimentada una parte de su extensión. Guayamural tiene una temperatura de lo más agradable, de clima ideal para pasar deliciosos momentos de esparcimiento.
Todo eso es Guayamural
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