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5 de enero de 2019

Adiós, a Ocumare


     Ironías de la vida, el bellísimo valse “Adiós, a Ocumare” como debería llamarse es “Adiós a Petare”, porque lo compuso en 1904 Don Ángel María Landaeta, secretario del Tribunal de Primera Instancia y primer violinista de la Banda del estado cuando la capital del estado Miranda que era Petare, fue trasladada a Ocumare del Tuy en el año 1864. 
     Eran tiempos de valses y presidía la República de Venezuela el General Cipriano Castro, gran bailador de valses y protector de los músicos que los interpretaban. Cuenta la historia que el General Castro volvió a los 20 estados del federalismo zamorano y en el Tuy, se denominaron los Distritos Tomás Lander (Ocumare, Yare y Quiripital), Paz Castillo (Santa Lucía y Santa Teresa) y Rafael Urdaneta (Cúa y Charallave), y quedó establecida Ocumare del Tuy como capital del estado Miranda. Tal disposición gubernamental disgustó a los petareños, especialmente a los funcionarios gubernamentales que tenían que dejar sus querencias y trasladarse al Tuy, sede de la nueva capital. 
     
Ángel María Landaeta
Entre los funcionarios que debieron partir a Ocumare estaba Don Ángel María Landaeta, quien ejercía de forma simultánea el cargo de secretario de un Tribunal de Primera Instancia, músico ejecutante del violín, compositor e integrante de la Banda Oficial del Estado dirigida por el músico Germán U. Lira, autor de la música del Himno del Estado Miranda.
     Don Ángel se inspiró y compuso este hermoso valse, composición por la cual entró en la historia musical de Venezuela. Es, justamente por esta composición que más se recuerda a este músico del siglo XX. 
     En realidad, la musa de Ángel María Landaeta concibió el valse como un homenaje al pueblo que debía dejar (Petare), era la despedida expresada en esta bella música instrumental. La primera vez que se interpretó esta renombrada pieza musical fue precisamente en Petare, por la Orquesta dirigida por el Maestro Gemán U. Lira, Ángel María Landaeta en el violín, Manuel Yélamo como flautista, Alejandro Gerentes, Contrabajo, Juan Bautista, Clarinete, Bernardino García, Tromba y los hermanos del maestro Lira: Domingo y Rafael, en el Bombardino y la flauta, respectivamente.
     La pieza, que hoy es un clásico de la música venezolana, fue todo un éxito desde el primer momento, contando además, desde su nacimiento, con el aval político de las autoridades gubernamentales: Castro la hizo su favorita en los bailes desde el primer día en que la escuchó, el General Benjamín Arriens Urdaneta, Presidente del Estado Miranda y primero que ejerció el cargo en Ocumare del Tuy, le ordenó a la Banda que siempre la tuvieran en su repertorio, en las retretas y bailes que amenizaban.
  Este valse adquirió notoriedad desde el principio ya que fue copiado por todas las orquestas y bandas y era número obligado en el repertorio de retretas y bailes, especialmente aquellos donde el General Castro asistía. Pero desde el principio se creó una confusión, porque parecía una despedida de Ocumare y no de Petare. En las partituras se le suprimieron a “¡Adiós!” los signos de admiración y se sustituyeron por una coma. No obstante todo esto, la tradición considera que esta pieza musical es emblemática de Ocumare del Tuy y así se acepta, no importa el origen y la intención del maestro Landaeta, y tal como ocurre con las piezas musicales populares, los habitantes de Ocumare del Tuy la hicieron suya. A pesar de la dedicatoria a Petare, lo importante es que desde comienzos del siglo XX ha estado y siempre estará en el corazón de todos los tuyeros.
     Este valse originalmente no tuvo letra, pero más tarde se la colocó Arturo Barrios de Santa Lucía, aunque a veces se señala a Gregorio José Timotes como autor de sus versos.

Adiós, a Ocumare

I
Si por cruel imposición
abandono tu valle
temo que mi corazón
por la pena estalle
y si por no ser feliz
nunca más yo volviere
¡ay, Ocumare! ¡ay de mí¡
no se por qué me fuí
ni cuándo volveré.
(bis)


II
El Tuy es muy dichoso en su correr
pues no te abandona aunque se va
cuando felizmente en su vagar
cruza de las vegas hacia el mar
envidia me causa en mi dolor
al ver el frescor de su vergel
(pues no se separa de su alcor)
y besa sus plantas siempre fiel
sin decirle nunca adiós
(bis)



2 comentarios:

  1. Considero que hay que revisar la fecha que señala en el momento que Ocumare fue la capital de Miranda. Y como una acotación al título de ese vals de protesta, es la forma como el autor presenta el título, no es una pieza de nostalgia. La composición fue algo de protesta,que entonces el poeta (que aquí refieres a otro y no a quien estaba creyendo que era) interpreta esa protesta. Ya la frase "cruel imposición" habla de la protesta, por eso es: "Adiós, a Ocumare" y no "Adiós a Petare" como sugieres.

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  2. Es uno de mis valses preferido. No por la protesta, sino por su sonoridad

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